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Ilustración infantil. Jugando en la playa.

Estoy rescatando algunos trabajos antiguos en todo el maremagnum que tenía de imágenes desordenadas y esta es una de las que más satisfecho estoy. Se me ocurrió en la sala de espera del aeropuerto de Barajas. Para matar el tiempo siempre llevo un bloc para garabatear y este dibujo salió casi del tirón. Recordé mi niñez en la playa junto a mis hermanos. Nos encantaba hurgar entre las rocas y meter las manos en los agujeros que quedaban expuestos a la bajamar. Más de una vez nos gastábamos bromas con que algún monstruo podía habernos atrapado los dedos. Por suerte no fue así, aunque nos llevamos alguna mordedura de algún cangrejo y más de una picadura de anémona. Incluso una vez un pez escorpión me dejó la mano hinchada una buena temporada. Pero eso es otra historia que seguro que me da para otra ilustración.

Opinión: Las raíces de la creatividad.

El lunes pasado estaba haciendo zapping antes de acostarme y, de la que pasaba, en no sé qué cadena y no sé si la película era española o argentina, no sé… bueno, me centro: a uno de los intérpretes le escuché decir que la gran idea se le había ocurrido en el baño. Y recalcaba, ante el estupor de la concurrencia, que "dónde si no aparecen las mejores ideas". En un principio no le presté mayor atención, hasta hoy que se me ha vuelto a venir a la cabeza.

He reflexionado sobre ello y no estoy de acuerdo. Podría estarlo en parte. Pero, no, definitivamente, no.

Y sí que es cierto que esto ya lo había yo escuchado en algún que otro foro y a alguna que otra persona, animal o cosa. Parece que popularmente está aceptado que es así. Quizás se deba a que es un momento de intimidad, en el que uno se encuentra solo consigo mismo y con sus pensamientos. Y, vaya, que si no tienes el Marca al lado, pues como que a lo mejor (o a lo peor) uno se pone a dejar vagar su imaginación y (milagro) piensa.

No soy especialista en la materia de la materia gris, pero me da a mi que, dado que siempre estamos gobernados por el ir y devenir de las prisas y las urgencias (qué bien me ha quedado esto, coño!), el ir a cumplir con la naturaleza supone una pausa que nuestro cacumen agradece. Y esto quiere decir que a lo mejor lo mejor es pararse un poquito, y pensar. Digo yo que malo, malo, no será.

Pero a lo que iba. No estoy de acuerdo, como dije al principio. A mi, para las ideas, me vienen mucho mejor los viajes en tren (yo solito, claro), los estados de vigilia antes de dormirme o al despertarme (estos son FABULOSOS para crear… y para procrear) o incluso, hacer las tareas domésticas (sí, qué pasa!). Y esto, a los que nos gusta o se dedican a la cosa del arte, el diseño y la creatividad, no les viene nada mal.

Y para los mal pensados, esta reflexión y el dibujo correspondiente, se me ocurrieron pelando patatas. Vaya por delante.


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