Estoy rescatando algunos trabajos antiguos en todo el maremagnum que tenía de imágenes desordenadas y esta es una de las que más satisfecho estoy. Se me ocurrió en la sala de espera del aeropuerto de Barajas. Para matar el tiempo siempre llevo un bloc para garabatear y este dibujo salió casi del tirón. Recordé mi niñez en la playa junto a mis hermanos. Nos encantaba hurgar entre las rocas y meter las manos en los agujeros que quedaban expuestos a la bajamar. Más de una vez nos gastábamos bromas con que algún monstruo podía habernos atrapado los dedos. Por suerte no fue así, aunque nos llevamos alguna mordedura de algún cangrejo y más de una picadura de anémona. Incluso una vez un pez escorpión me dejó la mano hinchada una buena temporada. Pero eso es otra historia que seguro que me da para otra ilustración.
Aquí en Asturias conocemos por ese nombre a la Rayuela. Los de mi edad se acordarán del juego y seguro que les viene a la memoria cuándo la pintábamos en el suelo con una tiza (o un trozo de escayola) y luego utilizábamos un trozo de teja o de ladrillo plano para lanzarlo. Habitualmente era un juego "más de niñas" (ya se podía intuir que eran más inteligentes!). Pero también los chicos jugábamos al "Cascayu" (sobre todo, cuando queríamos acercarnos a alguna niña que nos ponía "ojitos"). Hace poco la vi anunciada como un vinilo para pegarlo en el suelo. Pero costaba un pastonazo. Así que, como uno tiene alguna habilidad y a petición (o imposición) "popular" (léase las tres fieras corrupias), me puse a esbozar lo que podría ser un "Cascayu". Y este es el resultado. Todavía no está finalizado, pues quiero colorearlo y luego darle unas "manitas" de barniz de poliuretano (que aguanta a un regimiento desf