Estoy rescatando algunos trabajos antiguos en todo el maremagnum que tenía de imágenes desordenadas y esta es una de las que más satisfecho estoy. Se me ocurrió en la sala de espera del aeropuerto de Barajas. Para matar el tiempo siempre llevo un bloc para garabatear y este dibujo salió casi del tirón. Recordé mi niñez en la playa junto a mis hermanos. Nos encantaba hurgar entre las rocas y meter las manos en los agujeros que quedaban expuestos a la bajamar. Más de una vez nos gastábamos bromas con que algún monstruo podía habernos atrapado los dedos. Por suerte no fue así, aunque nos llevamos alguna mordedura de algún cangrejo y más de una picadura de anémona. Incluso una vez un pez escorpión me dejó la mano hinchada una buena temporada. Pero eso es otra historia que seguro que me da para otra ilustración.
La creación de logotipos me encanta. Supone jugar con formas sencillas buscando conjugar el corsé de la petición de un cliente, con la libertad de la imaginación, la complicidad de quien lo mira y la belleza de la imagen. Y así, rebuscando entre mis trabajos me he encontrado uno que, a pesar de no haberse puesto en uso, fue uno de los que más me encuentro satisfecho. Fue una petición de un amigo para una empresa de informática (SCByte, se llamaba) que no llegó a cristalizar. Para su creación esbocé varios modelos en papel, trabajando a mano alzada y jugando siempre con formas sencillas y, una vez encontrado uno que me llenó y se ajustó a lo solicitado, trabajarlo finalmente con Photoshop y Coreldraw. En este tipo de trabajos, siempre trato de ceñirme lo máximo posible a las líneas que me indica quien lo solicita. En este caso eran: dinamismo, informática y globalidad. También traté de utilizar los colores que le gustaban al demandante. El dinamismo busqué reflejarlo con línea